En Chile, según la Encuesta Nacional de Salud, al 2020 un 6,2% de la población nacional padece depresión clínica, un 16% sintomatología depresiva y según la OMS, más de 1 millón 100 mil personas mayores de 15 años padecen de ansiedad. Los orígenes de estas afecciones pueden ser endógenas, es decir, que su causalidad es biológica-genética o exógenas, producidas por factores externos. En la actualidad, no es errado afirmar que, en consecuencia del contexto de pandemia, lo números se incrementen.

Como respuesta desde un relato personal, «es solo mi fiesta» ahonda en la búsqueda de espacios propios, íntimos y vulnerables, que se vuelven escondite y refugio en el aislamiento. Plantear un camino para habitar el dolor en lo cotidiano a través de la empatía, la compasión y la reconexión, así lidiar con la aflicción que significa comunicarnos con nosotros mismos en tiempos incómodos. En una construcción de la memoria, donde la posibilidad de olvido es el recuerdo y la paz es consecuencia de enfrentar el conflicto.

El trabajo de producción ha significado ser un canal, adquirir un carácter narrativo y materializarlo a través de una pieza audiovisual, para comunicar cómo se vive el trauma y que desde mi experiencia, terceros puedan cohabitar y volver su dolor quizás, más llevadero en el colectivo. ¿Cómo podríamos desenvolvernos en equilibrio cuando nos encontramos inmersos en una sociedad de prácticas nocivas y que al mismo tiempo exige la supresión de emociones y represión de identidades?. Si el dolor es incómodo, que también deje de ser invisible.
ABSTRACT
Proceso





Obra